martes, 17 de diciembre de 2013

Jaguar XK SS, cuando el arte se hace coche


Queridos lectores, retomamos nuestra sección de motor hablando de un coche que se ha convertido en una auténtica leyenda, el Jaguar XK SS. Lo más asombroso de este coche es que cuando salió al mercado, allá por 1957, fue un fracaso comercial y sin embargo en la actualidad es muy codiciado.


Su historia es muy curiosa, ya que su desarrollo fue un recurso para dar salida a las existencias de vehículos del modelo de competición D-type tras la retirada de Jaguar de varias carreras famosas de la época (1956) entre las que destaca la popular “24 horas de Le Mans”.


En 1954 Jaguar se lanza a fabricar el D-type como coche de competición. Entre que se fabricaron más unidades de las que se podían vender y que Jaguar se retiró del mundo de la competición deportiva, Jaguar tomó la decisión de modificar ligeramente las existencias para pasar a comercializarlo como coche de carretera, pasando a llamarse XK SS. De las 68 unidades producidas del D-type fueron 25 las que se decidió transformar en el XK SS. No obstante, el 12 de febrero de 1957 se produjo un incendió en la planta de Browns Lane donde se encontraban estos coches que destruyó nueve de los veinticinco que había, con lo que únicamente hay dieciséis de estas joyas en el mundo. Esto evidentemente le dota de mayor exclusividad si cabe. Fue presentado en el Salón del Automóvil de Nueva York en 1957, y añadir que la mayoría de ellos fueron vendidos en Estados Unidos.

No se retocó la puesta a punto del motor, consiguiendo con ello un coche que para la época era auténticamente innovador. Para su modificación se le añadió un parabrisas curvado que protegía la totalidad del habitáculo. Se añadió al lateral izquierdo una segunda puerta y se fijaron ventanillas laterales a las puertas. Se incluyeron parachoques, un anaquel en la cola cuya finalidad básica era la de colocar equipaje y se le instaló una capota plegable. Aunque se convirtió en un coche mucho más habitable, continuaba conservando rasgos más bien propios de un coche de competición tales como la inexistencia de calefacción, inexistencia de huecos interiores para colocar objetos y la ocultación del tapón de llenado bajo la capota, que obligaba a replegar la misma al repostar. Como detalle curioso decir que se le añadió un silenciador cuya única finalidad era la de superar con éxito la reglamentación vigente y poder ser comercializado como vehículo de carretera.




Tiene un motor de 6 cilindros y 3.442 centímetros cúbicos que es capaz de desarrollar 250 cv a 5.750 revoluciones por minuto nada menos, y esto en 1957. Acelera de 0 a 100 kilómetros por hora en 6 segundos y es capaz de alcanzar una velocidad máxima de 232 km/h. Tiene un cambio manual de cuatro velocidades y pesa 920 Kilogramos. Ya veis, los números hablan por sí mismos, y repito esto en los años cincuenta.


Como dato curioso, que muchos de vosotros ya sabréis, este coche fue popularizado por Steve Mcqueen “The King of Cool”, el cual era un apasionado del mundo del motor y entre su gran colección de coches tenía un XK SS. Éste era uno de sus coches favoritos, si no directamente su preferido, y se dejó fotografiar innumerables veces conduciéndolo. Para terminar os dejamos con un vídeo para que podáis ver bien este coche:



Julio

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